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Es evidente que superficie útil y la superficie construida son conceptos diferentes pero a menudo son usadas indiscriminadamente para referirse a la suma de los espacios. Saber distinguirlas nos será útil para poder hacer las escrituras, la solicitud de licencia en el Ayuntamiento o la elaboración de presupuesto para reformas de la vivienda.

La superficie construida es absolutamente todo. Es el área que delimita la fachada exterior de un edificio. Incluye todas las partes constructivas y estructurales: fachadas, paredes maestras, tabiques y pilares. Si se trata de un edificio comunitario, se tendrán que sumar las partes comunes proporcionales. Nos será útil cuando vayamos al notario, puesto que nos cobrará a partir de esta medida.

En cambio la superficie útil es la que podemos pisar, para que se entienda fácilmente son los "metros útiles". Incluyendo armarios empotrados que a pesar de que no los pisamos sí que los utilizamos. Los espacios exteriores no cubiertos se cuentan al 50% siempre que no representen más de un 15%, ya que se valorarían como elementos independientes. Esta superficie suele ser entre un 15 y un 25% más pequeña que la construida. Es importante saberla para hacernos una idea del espacio de que disponemos en una vivienda. En los anuncios siempre es mejor verlo por separado y comprobarlo en las escrituras o en el catastro, que son documentos de consulta pública y gratuita.