Compañerismo, alegría, buen ambiente y diversión fueron algunas de las sensaciones vividas por el equipo de ORGAN el fin de semana del 5 al 7 de julio, días donde trabajadores, equipo directivo y colaboradores cercanos, gozaron de un Team Building para afianzar los lazos de conexión entre ellos y conocerse mejor con las nuevas incorporaciones al equipo. El escenario fue El Munt, una preciosa masia situada en Castellterçol y con todo lo necesario para disfrutar de la convivencia en grupo.
Con ello, el equipo llegaba al lugar, con los nervios y la ilusión de no saber lo que se encontrarían. Después de los saludos de bienvenida, entre abrazos y sonrisas, todos se acomodaban en sus habitaciones para posteriormente gozar de tiempo libre para conocer las instalaciones. Así, entre chapuzones y entretenidas conversaciones, el equipo se relajaba y disfrutaba del buen ambiente que desprendía el lugar.
Según caía el sol y la noche se vislumbrara, era el turno para que cada uno de ellos se vistiera con sus mejores galas para asistir a la cena, donde pudieron disfrutar de deliciosos platos en compañía de los compañeros. Y cuando llegaban los postres, Javier Pérez del Pulgar Clavell, Director General de Organ, aprovechaba para hacer un breve discurso en el que destacó el fuerte arraigo de todo el equipo con la empresa, los resultados positivos y agradeció a todos el trabajo y esfuerzo por ofrecer unos servicios y atención al cliente de calidad. También, hizo especial mención a Marga Pérez del Pulgar Roig (administradora de Comunidades) y a José González (encargado de mantenimiento), quienes este año se jubilan.
Tras ello, llegaba la primera actividad para fortalecer vínculos entre trabajadores. Divididos por grupos, y cada uno bajo un nombre de equipo, era el momento perfecto para que cada uno sacara sus dotes musicales y demostrara en el karaoke sus habilidades con el micrófono en un ambiente distendido. Mientras el resto charlaba alegremente, compartían recuerdos vividos y los más valientes se animaban a moverse con la música bajo una ristra de canciones que enlazaba un DJ. La fiesta se alargó hasta bien entrada la madrugada, cuando tocaba ir a recuperar fuerzas para la mañana siguiente...
Entonces, sonaban las alarmas y era el momento de despertar para aprovechar la jornada matinal. Tras un buen desayuno, llegaba la ocasión de volver a la infancia y disfrutar como un niño en un parque de atracciones: globos, relevos, cuerdas, un pañuelo o una cuchara fueron los protagonistas de distintos juegos con las carcajadas como banda sonora de la actividad. Además, cuando se acercaba la hora de comer, llegó la sorpresa final: ponerse el delantal y demostrar sus dotes en la cocina para elaborar la mejor paella de Organ. Una vez superada la prueba, era el momento de saciar el apetito y gozar de una comida bien meritoria a la sombra del porche.
Después de una cálida sobremesa donde el equipo comentaba bajo risas las experiencias vividas, llegaba el momento de despedirse de ese idílico lugar, un lugar que ha ayudado a estrechar lazos entre trabajadores y ha potenciado el trabajo en equipo así como gozar de unas horas alejados de la presión del día a día junto a los compañeros.
Podéis ver el video resumen del ORGAN CAMP 2019 aquí